Soy vulnerable a determinadas situaciones, lo digo ahora sin- vergüenza, cuando me convencí que ser vulnerable no es sinónimo de debilidad... si soy vulnerable al olvido, al abandono, a la soledad, sobre todo la que implica estar lejos de mi gente, bueno pero ese es otro tema más importante y más profundo. La situación de hoy es más simple y más cotidiana, pero sin ninguna duda es una de las cosas que más me complica y ante la cual me siento más inútil o definitivamente inútil; mi jeep, única posesión de valor que poseo, se descompuso... todo mal, me di cuenta el jueves después de horas de trabajo de la bendita tesis, se me ocurrió, gustosa por cierto, ir a dejar a mis colegas tesistas, Herlinda y Miriam, una vive en chuchunco city, la otra dos cuadras más allá, llegando a donde el diablo perdió el poncho, mientras manejaba, por los legendarios senderos que me alejaban de mis zonas físicas de confort, léase, mi depa o mi After School, pude comprobar que debía aplicar una fuerza exagerada para pasar los cambios, mmmmm algo andaba mal, muy mal, efectivamente, el jeep, mientras yo me detenía, me bajaba sacaba el pedazo de alfombra que estaba en el embrague, obviamente mis solidarias colegas... se reían de mi tronco-movil, cero aporte, en fin definitivamente no era la alfombra, los cambios se resistían a pasar, mi jeep es mecánico porque así lo he decidido, soy una mujer ruda, no me gustan los autos auto-maticos, llegó el momento en que ya no pude pasar más cambios, no salí de la segunda... en fin a duras, muy duras penas llegué a casa, ya no me moví en auto, todo el viernes mi jeep estacionado y yo en taxi... después de escuchar un sin número de pronósticos en relación a mi jeep, hoy me armé de valor y siempre manejando en segunda salí en busca de un lubri- centro, según opiniones varias había que ponerle aceite a la caja de cambios, finalmente después de una titánica travesía medio muerta de susto y con los gatos encendidos logré encontrar el lubri-centro, llegamos mi jeep y yo en estado de des-hidratación total... el mecánico se puso rápidamente a darle los primeros auxilio, de momentos pensé que debía dejarlo en terapia intensiva, lo aceitaron, el motor, la caja de cambio, y no sé qué más, porque mi ignorancia absoluta en la materia me permite saber cuáles son los pedales, el volante y la palanca de cambio más nada. Después de limpiarse las manos con un paño que me temo las ensució más el mecánico dijo con voz de pena y mirada segura "ojalá no le haya pasado na al disco po" yo con ojos humedecidos y asombrados sin saber de qué disco me hablaba, le devolví una mirada lastimera, luego el casi con pena me dijo- no, no se preocupe reina, va a sentir duro los cambios pero se irá pasando va a estar bien... se equivocó, no está bien, ahí es cuando dimensiono la falta que me hacen los hombres que están en Iquique y que seguramente algo habrían hecho por mi o por mi auto, dónde estás Juan, Harryy Gonzalo, me hacen falta los ex-traño, porque son extra-ordinario y aunque no me habrían arreglado el Jeep porque no son mecánicos, al menos estarían conmigo para hacerme sentir menos vulnerables... sigo sin auto, con menos plata, y sin mi gente, ahora entiendo esta historia no es de autos si no de ausencia de sentir la soledad los- amo
viernes, mayo 24, 2019
Relato de hace 5 años ... Jeep - soledades y otros
Soy vulnerable a determinadas situaciones, lo digo ahora sin- vergüenza, cuando me convencí que ser vulnerable no es sinónimo de debilidad... si soy vulnerable al olvido, al abandono, a la soledad, sobre todo la que implica estar lejos de mi gente, bueno pero ese es otro tema más importante y más profundo. La situación de hoy es más simple y más cotidiana, pero sin ninguna duda es una de las cosas que más me complica y ante la cual me siento más inútil o definitivamente inútil; mi jeep, única posesión de valor que poseo, se descompuso... todo mal, me di cuenta el jueves después de horas de trabajo de la bendita tesis, se me ocurrió, gustosa por cierto, ir a dejar a mis colegas tesistas, Herlinda y Miriam, una vive en chuchunco city, la otra dos cuadras más allá, llegando a donde el diablo perdió el poncho, mientras manejaba, por los legendarios senderos que me alejaban de mis zonas físicas de confort, léase, mi depa o mi After School, pude comprobar que debía aplicar una fuerza exagerada para pasar los cambios, mmmmm algo andaba mal, muy mal, efectivamente, el jeep, mientras yo me detenía, me bajaba sacaba el pedazo de alfombra que estaba en el embrague, obviamente mis solidarias colegas... se reían de mi tronco-movil, cero aporte, en fin definitivamente no era la alfombra, los cambios se resistían a pasar, mi jeep es mecánico porque así lo he decidido, soy una mujer ruda, no me gustan los autos auto-maticos, llegó el momento en que ya no pude pasar más cambios, no salí de la segunda... en fin a duras, muy duras penas llegué a casa, ya no me moví en auto, todo el viernes mi jeep estacionado y yo en taxi... después de escuchar un sin número de pronósticos en relación a mi jeep, hoy me armé de valor y siempre manejando en segunda salí en busca de un lubri- centro, según opiniones varias había que ponerle aceite a la caja de cambios, finalmente después de una titánica travesía medio muerta de susto y con los gatos encendidos logré encontrar el lubri-centro, llegamos mi jeep y yo en estado de des-hidratación total... el mecánico se puso rápidamente a darle los primeros auxilio, de momentos pensé que debía dejarlo en terapia intensiva, lo aceitaron, el motor, la caja de cambio, y no sé qué más, porque mi ignorancia absoluta en la materia me permite saber cuáles son los pedales, el volante y la palanca de cambio más nada. Después de limpiarse las manos con un paño que me temo las ensució más el mecánico dijo con voz de pena y mirada segura "ojalá no le haya pasado na al disco po" yo con ojos humedecidos y asombrados sin saber de qué disco me hablaba, le devolví una mirada lastimera, luego el casi con pena me dijo- no, no se preocupe reina, va a sentir duro los cambios pero se irá pasando va a estar bien... se equivocó, no está bien, ahí es cuando dimensiono la falta que me hacen los hombres que están en Iquique y que seguramente algo habrían hecho por mi o por mi auto, dónde estás Juan, Harryy Gonzalo, me hacen falta los ex-traño, porque son extra-ordinario y aunque no me habrían arreglado el Jeep porque no son mecánicos, al menos estarían conmigo para hacerme sentir menos vulnerables... sigo sin auto, con menos plata, y sin mi gente, ahora entiendo esta historia no es de autos si no de ausencia de sentir la soledad los- amo
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